El 21 de junio de 1918, fue publicado en La Gaceta Universitaria el “Manifiesto Liminar”, una declaración de principios de la Reforma Universitaria que, iniciada en la Universidad de Córdoba, se extendería al resto del país e influiría en Latinoamérica. El documento fue redactado por Deodoro Roca, uno de los líderes que encabezó el movimiento estudiantil.
Nacido el 2 de julio de 1890, Roca se formó en dicha universidad, donde presidió el Centro de Estudiantes y obtuvo el título de abogado. Se destacó también como periodista, profesión que lo convirtió en director del periódico Flecha y Las Comunas.
Fue también un importante activista de los Derechos Humanos. Siempre en Córdoba, fundó la filial de la Unión Latinoamericana, el Comité de Pro Presos y Exiliados de América; el Comité Pro Paz y Libertad de América; la Sociedad Argentina de Escritores y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre.
El legado de la Reforma
La Reforma de 1918 dio inicio al proceso de democratización de la educación universitaria en Argentina, que se completaría con otro dos momento: el establecimiento de la gratuidad de los estudios superiores (1949) y la ampliación de oportunidades que implicó, en los últimos años, la creación de nuevas casas de altos estudios, entre las que se encuentra la UNM.
Su legado imprimió un rasgo profundamente plural en los espacios universitarios; dinamizó la incorporación de diferentes corrientes de pensamientos y enriqueció la formación de las futuras generaciones de científicos y profesionales.
Los aportes específicos que merecen ser mencionados son la autonomía universitaria; el ingreso irrestricto; el acceso de los docentes a sus cargos por concurso público de antecedentes y oposición y la participación estudiantil en el gobierno universitario.
Todas estas conquistas iniciadas en el siglo XX llegan a nuestros tiempos como un desafío de ampliación de derechos, para alcanzar metas más ambiciosas de democratización y excelencia educativa en el nivel universitario.